Lágrimas quietas
No puedo hablar de amor bajo la lluvia.
Solo preguntar:
quién mueve los hilos de la lluvia
mientras las nubes traen pájaros partidos
y gotean manos secas sobre mis ojos.
La espera en mi ventana
llora lágrimas quietas.
Hielos derretidos
trazan cartas náuticas sobre los cristales
y yo no puedo decir amor bajo la lluvia
ni susurrarlo bajo chaparrones de piedra.
A la intemperie
podemos escuchar lo que cantan las aguas
lo que gritan las estrellas.
Pero no puedo escribir amor
bajo el techo de mi casa
cuando llueve.
Cicatrices de pájaros
La luna riela en el Paraná.
El río se recuesta sobre mis hombros
y la espalda se derrama en brillos.
No sé si el pájaro lastima al aire
si los surcos de sus alas
dejan cicatrices en el cielo.
Pero se conmueve el paisaje
Hoja y temblor hacen el viento.
El río se eriza.
El soplo quiere llevarse todo.
Mis pupilas se repliegan
se defienden
y un escalofrío llega hasta mis vértices.
Entonces recuerdo que concluyo
que tengo un cuerpo lleno de orillas
que solo mis dedos se desatan
y van más lejos
para escribir un horizonte
sin cortaduras sin abismos.
Hasta que los ojos me ven salir de mí
dejando una cruz de pájaro
en la puerta.
De arcilla
El movimiento de la rama por un pájaro oculto
y el pulso secreto de la tierra
laten el paisaje.
El viento es un aliado que desarma la niebla
y detrás de la cabellera de la lluvia
se levanta la escena:
Salgo con un pájaro disfrazado de paraguas
y con un deseo en el bolsillo del piloto.
Sucede en el camino y de improviso
la llegada del sol.
Cuando cierro el paraguas
mi pájaro se escapa.
Cuando cuelgo el piloto
dejo un sueño encerrado.
El paisaje se seca.
Asomada en estatua de arcilla
saludo
y el público aplaude.
Poemas seleccionados incluidos en el libro "La asfixia o el olvido"